Escrito en Octubre de 2008
Publicado de nuevo el 4 de Diciembre de 2009
El "último tango" en… Wall Street: ¿Soberbia, ignorancia o mentira?
"La nación, en plena recesión, exige una nueva burbuja en la que invertir" aseguraba hace unos meses un artículo de The Onion, el diario satírico estadounidense. "Un panel constituido por los principales líderes empresariales testificó el lunes ante el Congreso, y exigió al Gobierno que ofreciera a los americanos otra irresponsable y extraordinariamente ilusoria burbuja en la que invertir". Con su habitual ironía, la publicación tocaba uno de los puntos clave de los mercados financieros de la última década: las mayores creaciones de riqueza desde finales de los noventa se han producido a lomos de sendas burbujas: la burbuja puntocom y la del crédito fácil, causa subyacente de la burbuja inmobiliaria. Para no romper la magia de la ironía, The Onion no menciona explícitamente que el posterior estallido de cada burbuja destruye buena parte de la riqueza creada. Si no toda.
En cualquier caso, lo curioso de esa sucesión de irracionalidades es que la reacción del mercado y de las instituciones a cada una de las burbujas ha generado el caldo de cultivo de la siguiente. Los tipos históricamente bajos con los que los bancos centrales de todo el mundo pretendían estimular la demanda, evitar la deflación y coagular la sangría bursátil de principios de siglo XXI, abarataron hasta niveles jamás vistos los costes de endeudarse. El dinero fácil salía a espuertas de los bancos centrales y llegaba tanto a empresas como a hogares a través de la banca comercial y de inversión.
Dinero fácil
Con tanta oferta de crédito como demanda, se perdió la noción del riesgo y se generaron pequeñas burbujas de activos, como la inmobiliaria, la de materias primas, e incluso la bolsa... Los precios de la vivienda en las principales ciudades de EEUU han caído más de un 20%, el petróleo ha pasado de 150 dólares por barril a 30 dólares y la bolsa ha llegado a caer casi tanto como se dejó en el estallido del puntocom (Ibex 35), o incluso más (S&P 500). El propio George Soros, el multibillonario inversor que se hizo rico a principios de los años noventa apostando en contra de la libra esterlina, ha dedicado los últimos años de su vida a perfilar una teoría que define la economía moderna como una sucesión de superburbujas, que a su vez tienen pequeñas burbujas dentro
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